Las máscaras no son nada...
Sólo estructuras que pretenden aislarte y protegerte del medio en que vives, pero en realidad te aíslan de tí mismo y, muchas veces, te hacen enfermar...
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El verdadero SER, no necesita nada para protegerse, porque es radiante y
puro y envuelve con su Luz Todo lo que ES...
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Qué pena que necesitemos ocultarnos tras máscaras, qué pena...
Pero a veces, viene un síntoma, una enfermedad, o un accidente, que nos
lleva a reconocer esa verdad...
Entonces: ¿hay que combatir ese síntoma?
¿Hay que hacerlo desaparecer?
¿Hay que enojarse porque hemos enfermado y ya no podemos lucir
nuestras máscaras habituales?
Podemos hacerlo, y entonces esa enfermedad no habrá servido de nada...
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Pero también podemos mirar hacia adentro y ver...
¿qué máscara que uso no me deja mostrar la verdad que YO SOY?
¿Qué tristeza o enojo o . . . . . . . no me he permitido expresar?
Y buscar esa verdad adentro puede hacerme libre:
libre de necesitar estar enfermo para contactar con mi esencia...
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Y tal vez, sólo tal vez, esa terrible enfermedad me de la Paz que necesito,
los cuidados y el amor de los que me rodean,
y que yo pueda retribuir de igual manera...
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Y también puede permitirme mirar algo (o alguien)
que no podía, o no quería ver...
O cambiar de perspectiva...
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Las MÁSCARAS deben caer, sin esperar a estar enfermos para ello...
Ser quienes somos, la mejor versión de nosotros mismos,
es una buena forma de ir soltando máscaras...
Y amar a quienes nos rodean,
a veces, tan sólo escuchar, atentos, lo que tengan para decirnos...
Estar presentes...
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Abrazos,
Lidia
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Imágenes del artista Joan Pinardell Café Pessoa
Estaré ausente por unos días ya que voy al Seminario intensivo de Constelaciones Familiares, dictado por Bert Hellinger, que viene a la Argentina y dicta su formación en Chascomús, Provincia de Buenos Aires. A la vuelta, nos encontramos...