Acerca del alimento. Segunda parte.

Una vez que nacimos y tomamos el amor de nuestros padres, nos resta comenzar a alimentarnos de sustancia física para sobrevivir. La mejor, la más completa, la única que nos da todo: la leche materna, tomada del pecho de nuestra madre!!! Muchos de los trastornos alimenticios de niños y adultos, proceden de un inicial déficit en la alimentación. Las leches sustitutas a la materna pueden tener todos los nutrientes, vitaminas, oligoelementos etc., etc., etc., lo que no poseen es el contacto íntimo , la entrega, el placer que la madre siente al amamantar a su hijo (cuando está sana, tranquila y confiada en el proceso de la vida) . Muchos carecimos de esta posibilidad, ya que por moda a veces, por desconocimiento otras, por problemas físicos de la madre o por escasez en el caudal de leche se tuvo que acudir a otros medios. Llegó el momento de remediar esta situación. Buscas un lugar tranquilo, te conectas con tu respiración y suavemente te dejas llevar a ese momento en que acabas de nacer. Necesitas comer, succionar, sientes algo indefinido, como una ansiedad, algo desconocido hasta ahora...y allí lo encuentras, el pecho materno tibio, amoroso, suave, entregado por completo a tus necesidades!!! Tu boquita se siente atraída hacia allí, y tu reflejo de succión comienza a funcionar, automáticamente, no tienes que pensar, no tienes que querer nada, sólo dejar obrar a la Naturaleza, tomas contacto con la tibieza de la leche en tu boca (tal vez, sea calostro, estamos de acuerdo) y la tragas, suave, dejando que te acaricie, tomando pausadamente, disfrutando del placer del abrazo, de la mirada, de la contención que tu madre te ofrece!!! Así, entregado/a a la Vida tomas hasta saciarte, ni una gota de más, ni una gota de menos. En este momento creado por ti, sólo existen el Amor y la Perfección, disfrútalo y deja que ese fluir de energía amorosa, de alimento para el Alma, sane todas tus heridas, tus faltas, la escasez, el vacío, el miedo, que solamente son: falta de Amor...