Voy dentro de mi... y me descubro... Abro los ojos y puedo centrarme en este momento, aquí y ahora, contigo, que compartes mis escritos: Te veo, te reconozco y te doy un lugar en mi corazón. Ahora sé que lo que veo en ti, también es mío (me guste o no...). Gracias por haber llegado aquí.
Reconectando con la energía del amor
Si comenzamos a respirar conscientemente, con la intención de profundizar en nuestro interior, inhalamos y nos dejamos ir hacia atrás en el tiempo, suavemente, al exhalar, nos entregamos a la experiencia... Volvemos a inhalar y le pedimos a nuestra Alma que nos lleve más atrás, a cuando éramos niños, y que comiencen a pasar imágenes de esos tiempos de la niñez, algunos felices, otros no tanto, pero no nos detenemos en ninguno, nos entregamos y seguimos... hasta llegar a ser recién nacidos, acabamos de hacer nuestra primera inhalación, y ahora descansamos en el pecho de mamá, cobijados, amados, sintiendo otra vez el latido de su corazón que por unos instantes habíamos perdido... respiramos suave, tomando el amor de mamá, dejamos que inunde todo nuestro cuerpito, al exhalar nos entregamos a este amor, suavemente, sin resistencias, todavía no pensamos, no juzgamos, no evaluamos si las cosas están bien o mal, sólo respiramos y tomamos el amor, y al exhalar lo dejamos que nos inunde...podríamos quedarnos para siempre así amados, entregados, en estado de perfecta plenitud... disfrutamos todo el tiempo que necesitemos absorbiendo amor de mamá, entregándonos, sin condiciones...pero... escuchamos un susurro, un suspiro: es papá que viene a vernos, y mamá le dice:"Míralo/a, es nuestro/a hijo/a". y sentimos la mirada de papá y también lo miramos. "Es tu papá", nos dice mamá suavemente al oído, y lo miramos y sentimos su amor y dejamos que ese amor también nos inunde, suavemente y con firmeza. Respiramos y tomamos, exhalamos y nos entregamos al disfrute total de sentirnos completos, amados, apreciados, cobijados, felices!!! Y como todo, el tiempo de la meditación pasa, pero a ellos y a su amor, los dejamos en nuestro corazón, para que desde allí nos nutran, con cada latido del corazón...