HERMOSO PAÍS.

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El SUR...

Los secretos de la Vida

Descubrí que, como en la Vida, en nosotros hay varios niveles a considerar. El nivel personal es en el que podemos trabajar interiormente. En él se encuentra comprometida toda la historia de nuestra vida, desde el momento en que, al nacer, respiramos, nos separamos físicamente de nuestra madre (se corta el cordón umbilical) y comenzamos a tener una vida física independiente. Pero, aún en ese momento, dependemos de alguien que nos cuide, que nos alimente, que nos abrigue... (sea nuestra madre biológica u otra persona). Al pasar los días y los meses, esa interacción con los mayores nos va dando pautas de lo que nos espera en esta vida. Aún no poseemos un aparato psíquico que nos permita evaluar lo dado y lo recibido, pero casi como por reflejo, comenzamos a comprender qué le agrada a los mayores, qué hacer para que nos presten atención, cómo reclamar lo que necesitamos. Allí los padres (o los mayores a cargo) DAN, los hijos, TOMAN. En este dar y tomar de padres y de hijos, se va creando el vínculo que los relacionará por toda la vida, o hasta que alguna de las partes comprenda que talvez hay algo que ver en esa relación: a veces, los padres repiten historias que tuvieron con sus propios padres. Otras veces, con tal de no hacerles a sus hijos lo que a ellos les hicieron, se van al otro extremo y hacen justo lo contrario. Ninguna de estas acciones es equilibrada, por lo tanto, sería conveniente darse ccuenta y decidirse a buscar ese tan preciado equilibrio. La mejor forma de comenzar a equilibrar nuestras energías es tomar consciencia de nuestra relación con nuestros padres: TODOS SOMOS HIJOS. Aunque no los hayamos conocido. Aunque no nos hayan parecido los más adecuados, SON LOS ÚNICOS QUE NOS PUDIERON DAR LO QUE HOY SOMOS. Ellos, nuestros padres, y todos y cada uno de los que estuvieron antes: abuelos, bisabuelos, tartarabuelos, y así hasta el origen de la Vida. Muchas veces sucede que allí está guardado el nudo de todos los conflictos que vamos desplegando en nuestra vida, en no darles su lugar especial para nosotros. Tan especial que si algo hubiera sido diferente, hoy no estaríamos aquí. Hay desórdenes en nosotros que impiden que fluya el AMOR. Uno de ellos es pensar, por ejemplo, que nuestros padres no son los correctos, que por un error de la Naturaleza fuimos a parar a esa familia (si la hay) o a esa mujer, que no reconoce un vínculo con quien se relacionó para traernos a la Vida (o que reniega de ese vínculo por diversos motivos). Todos tenemos el derecho y la obligación de saber de dónde venimos, quiénes son nuestros padres biológicos, por más amor que nos hayan dado nuestros padres adoptivos o las personas que nos criaron. Venimos de un padre (espermatozoide) y de una madre (óvulo). Así es la Naturaleza y el Orden natural así lo muestra.
  • Si podemos reconocer que cada quien está donde y con quién necesita estar.
  • Si podemos darnos cuenta que cada situación con respecto a nuestros padres fue la única posible para darnos las herramientas necesarias para el aprendizaje que trajimos a esta vida,
  • si lo hacemos, nuestra vida cambia, nos conectamos con lo íntimo de nuestro corazón y el AMOR comienza a realizar su trabajo sanador en nuestro interior.