Reconocer lo que es,
ver en cada situación
lo que motiva la acción
o la palabra expresada.
Y con la mirada interna
poder encontrar en ello,
tal vez en la enfermedad
que se muestra externamente
lo que subyace a la trama.
Si de un desorden se trata,
si un niño actúa como un grande,
si está mostrando que alguien
que ya no está en la familia
necesita que lo vean
que reconozcan tal vez,
que si no fuera por él,
si no hubiera hecho lugar
los que vinieron después,
no se hubieran conocido
y nada de lo que pasó
pudiera haber ocurrido.
Otras veces la mujer
no puede ver al marido
porque se quedó atrapada
en el dolor de algún hijo
que se fue o el de su madre
que murió tempranamente…
O el hombre sigue mirando
a su mujer anterior,
sin honrarla por aquello
que tuvieron
en aquella relación…
Si desprecian lo que fue,
si no pueden integrarlo
muy dentro del corazón,
sintiendo la perfección
del proceso recorrido,
no puede fluir el amor.
Pues todo tuvo un sentido
y todo lo que pasó
algo nos está dejando
y podemos aprender
a tomarlo con amor
soltándolo sin querer
cambiar nada del pasado
sólo abrirse a comprender
que a veces la implicación
no permite que podamos
dejar fluir el amor…
El poder mirar así,
con desapego y amor
nos permite avanzar
hacia el conocimiento interno
para saber quien soy yo ,
cual es el lugar que ocupo
en el “árbol familiar”
¿ocupo yo mi lugar?
O es que el Alma familiar
me toma para mostrar
aquello que quedó oculto
a aquel desaparecido
aquél que no hay que nombrar
porque fue la oveja negra
o su desaparición
produjo tanto dolor
que es mejor “olvidar”…
Reconocer lo que es
y mirarse con amor
cuando la Constelación
nos muestra algo que antes
los ojos no podían ver
pues estando implicados
la familia entera sufre
con el desorden que impide
que el amor se exprese bien
pues sin orden no hay manera
de que circule el amor.